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LO QUE NACE SE APAGA

  • Meritxell Oliva
  • 30 may 2017
  • 6 Min. de lectura

Y hoy te escribo a ti, a la persona que apareció un viernes por la noche y pasó de ser un Next a ser algo. A ti que apareciste cuando no lo buscaba, en el momento preciso, en un lugar inesperado. Pero no negaré que te estaba esperando. A ti, que contribuiste a que mis Navidades tuvieran una mínima luz. No hace falta decir más, tú ya sabes quién eres.

mejor que nadie sabes porque empezó todo, para llenar un vacío en una mala época, teniendo una fecha de caducidad más corta que la fruta, o quizá un poco más larga como el yogurt. Ni tú ni yo lo sabíamos entonces. El caso era que cada día que pasábamos juntos me proporcionabas alegría, diversión y desconexión del mundo, ¡y mira que es difícil! Cuánto más rato pasábamos, más ganas tenía de ti. Quizá supiste vender exactamente lo que yo buscaba, ¡cuánto marketing!. Recuerdo esos días, la Shisha que tanto te gusta a ti, el mar que tanto me gusta a mí; el hoy conduces tú y yo pongo la dirección, mi lugar preferido de Barcelona contigo, las cenas fuera aunque odio comer, mirar las estrellas de tu mano. Parecía perfecto, aunque para mí era un juego de niños temporal. Creo que para ti también.


Cuando ya llegaba la fecha límite, seguimos con la cabalgata de Navidad, con las mentiras a mi madre para estar contigo toda la noche y un replanteamiento de la jugada inicial: ¿realmente queríamos que se acabara todo en 90 minutos? A ti que tanto te gusta el fútbol, sabes cuándo disfrutas de un clásico, tú tan culé y yo tan merengue, ¿que 90 y el descuento aún te sabe a poco? Eso me pasó exactamente a mí.


Recuerdo cuando empezaste a hablar de futuro. Nosotros. Planes a largo plazo. Yo. Miedo. Tú. No sé. Miedo, porque no eras nada de lo que buscaba ni lo que quería después de una relación de 5 años. No sé, porque días hablabas de un futuro juntos y otros tenías miedo a dar, sin recibir, después de experiencias negativas. Pero tú, a diferencia de mi juego, tenías visión (por si no lo sabes, es cuando ves más allá del presente, cómo cuando decías que íbamos a acabar juntos).


Qué bonito todo. – pensaba. Quizá el amor está en quien menos esperas, en la persona más opuesta a mí. Tú con tus tatuajes y yo que no soporto la tinta. Tú que coges el coche hasta para llevarme a casa, siendo del mismo barrio, y yo que adoro pasear de la mano de alguien. Tú que vives de lo que te gusta sin preocuparte el futuro y yo midiendo cada paso. Tú con 1 actividad al día sin tiempo para mí, yo con 10 organizándome para verte siempre. Eso sí, nos unía una coraza, las ganas de pedir sin dar, el quiero mimos pero me cuesta dártelos y el orgullo.


Luego llegaron los ‘’no tengo tiempo porque trabajo’’, los ‘’hoy estoy fuera’’, los ‘’Meri no he caído’’, los ‘’no tengo nada pensado porque son las 11 de la noche y es tarde’’, los ‘’estoy cansado’’. Y vinieron mis dudas ‘’no es lo que quiero para mí’’, los ‘’esto no me llena’’, los ‘’odio su estilo de vida’’. No obstante, seguimos, porque lo que nos unía cuando estábamos juntos era más que suficiente. Eres lo mejor del 2017 junto con el fútbol, me solías decir pero ¿y los actos?. ¿Sabes cuando ves la pared y sabes que si no cambias la dirección te estrellas? Pues yo seguí recto. Pero me gustaba mi forma de ser cuando estaba contigo, tu manera de mirarme, las noches en la playa yo disfrutando de los pequeños detalles y tu riéndote de mí, mis vaciles para que cuando te enfadaras, te diera un beso.


Luego empezaron los enfados. ¿Cómo sigo creyéndole si no hace la mitad de lo que me promete?. Me acostumbré a ti, a pesar del momento en que estaba. Me acostumbré a vernos 1 día 1 hora a la semana, me acostumbré a que los planazos fueran en tu casa, el bar o cenar fuera, con lo que me gusta la playa, el agua, el día y no parar. Me acostumbré a tu estilo de vida tan contrario al mío (la chica que no pisaba un bar más que para ver el fútbol). Pero nunca escuché un ‘’hoy vamos a hacer algo que te guste’’.


Pasaron los meses, tú con tu futbol, yo con mis estudios y mi recuperación. Tú seguías hablando de futuro, yo avisándote de que si no cambiaba todo cualquier día me iba a cansar. Cuando me preguntaban mis amigas, ¿qué te gusta de él? Y mi respuesta era un ‘’no te sabría decir’’. Aun así empezaron los ''siento por ti'', los ''me jode que nada se haya convertido en tanto'', los ''sube a mi apartamento'', los ''te presento a mi familia''. Y empezamos a creernos que teníamos un largo camino juntos. O eso creí yo, cual ingenua. Quizá esperaba demasiado por tanto que vendías al principio, o por qué yo estaba acostumbrada a dar mucho y recibir el doble, esperando lo mismo de ti.


Sé que siempre pedía más, pero no veía mi futuro al lado de alguien que me quiere y que quiere estar conmigo, pero no se preocupa cuando llego a casa, cuando estoy mal, ni un Bebé te voy a ayudar con esa lista de cosas a enfrentarte. Nada. ¿Sabes el amigo que está para lo bueno y rara vez para lo malo? Pues parecido. Sé que habían obstáculos, la distancia, mi familia, mi manera de ser de no contar nada porque creo que es evidente y tus lo siento que tan poco hacían.


Yo no soy perfecta tampoco. Sé que soy cabezota, fría al principio, que exijo lo mismo que doy, que ofrezco el 100% a quien no lo merece y que a orgullosa no me gana nadie. Ni tú, créeme.


Nuestra primera crisis. Cuando me di cuenta que sentía mucho, y tú que me querías. Nunca supe si creerte del todo, porque luego lo prometido se quedaba en palabras sin actos. Ahí ya estaba a la misma distancia de quedarme que de irme. Y hasta ahora que ya ni hablamos, lo cual tampoco entiendo por qué, o quizá solo entiendo el mío.


¿Sabes cuando estas triste y necesitas un abrazo?, pues no encontré el tuyo. Quizá tú también estabas rallado, pero que mejor manera que estar juntos apoyándonos y hablar? El problema es que tú eso no lo ves, como no ves que si me dices que estás mal, puedo pasarme un día entero preocupada pensando en ti y en cómo animarte, cuando sabes que yo estoy peor. O como que cuando quieres a alguien te importa que llegue bien, quieres compartir momentos diferentes combinando tu vida y sus hobbies, o simplemente el orgullo te dura el primer día, luego te sientas a hablar porque la persona que tienes delante te importa más. Quizá era luchar contra un ciego. Lo peor es que el ciego me pedía que le abriera los ojos, para que al hacerlo, enfadarse.


Ahora ya sabes hacia qué lado se ha declinado mi balanza, a la de irme. No estoy enfadada créeme, estoy decepcionada. ¿Cómo alguien puede pasar de todo a nada? Porque hace justo tres semanas quería estar contigo sin importarme nadie más, y ahora no veo suficientes motivos para quedarme aquí. Ya hasta dudo de que fuera todo real y no un juego o una apuesta. Por suerte ya no me dolerá que hablen mal de ti delante de mí o tener que escuchar que me merezco a alguien mejor, que me dé lo que necesito ahora mismo, mucho cariño. Sé que vas a encontrar a alguien que sea feliz con lo que das, tan poco para mí y tanto para ti; que no eres mala persona y que puedes llegar lejos, solo necesitas creer en ti, al menos la mitad de lo que lo hacía yo, aunque no te lo dijera. Quizá hace varios días me hubiera roto al decirte adiós, ahora no, aunque no negaré que te echo de menos, a ti, a lo que prometías y a lo que empezamos siendo. Sólo espero que si te arrepientes, no sea tarde, si es que ya no lo es. Y si no logras encontrar a alguien que te motive, te haga sonreír como yo lo hacía, comparta tus aficiones (y más que no sabes), saque tu mejor versión, disfrute de los pequeños detalles, se preocupe por ti, te entienda cómo yo y solo quiera lo mejor para ti, recuérdame y sonríe, porque en su día tenías el billete a ese tren. Por mí no te preocupes, ni siquiera tengo malas palabras hacia ti, sé que voy a encontrar a alguien, por mucho que cueste, de quien enamorarme y no tenga que sentirme atrevida, porque ya le saldrá darme cariño sin pedir. Saldré adelante como ya hacía o intentaba cuando no existías. Recuperaré la ilusión por las cosas, aunque ya no tenga la tuya. Y creceré. No he tirado la toalla, pero no quiero perder más tiempo así. Ya te dije en su día, que yo no iba a perder en la misma proporción que tú, porque tú has recibido mucho, pero yo sólo lo que cualquiera puede darme. Aun así, gracias por darme el mejor regalo que podrías hacerme, tu tiempo durante 5 meses.


Farewell. - Rihanna (traducido para ti, adiós, pero no un adiós cualquiera, adiós para siempre) o como dice Dani Martín - lo que nace se apaga.


Y ahora, ¿Qué tienes tú?




 
 
 

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