Qué bonito encontrarte

Apareciste por casualidad. Apareciste y volví a ser yo. No hace falta que confiese que eres todo lo que buscaba, se me nota en la mirada. Derrochabas tanta luz, que siempre conseguías contagiarmela, como un bostezo en el metro.

Me agarraste la mano fuerte y me llevaste a un mundo que conocía pero creía haber olvidado. Poco a poco fuiste llenando mis faltas, curando mis heridas, venciendo mis miedos. Me enseñaste que los abrazos de mamá son especiales, pero que los tuyos son mi nuevo hogar, dónde quiero empezar a vivir. Que hay amores eternos, no sólo en las películas, y que tú y yo podemos ser esos dos que viven felices y comen perdices el resto de sus vida.

Yo te enseñé que cantando las turbulencias son menos fuertes y que la vida es aburrida sin besos, cosquillas y algodones de azucar. Qué el amor de Disney no está sobrevalorado sino que hay que saber encontrarlo, y ese amor eres tú.

Y desde entonces, quiero quererte más que a nada, que a nada más.