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SUEÑOS DE NIÑO QUE SE HACEN REALIDAD

  • Meritxell Oliva
  • 7 jun 2017
  • 4 Min. de lectura

Amo Madrid, quizá tenga alguna relación con que soy del Real Madrid o simplemente esa ciudad y yo tenemos un vínculo especial. Y cómo no iba a gustarme si tiene el parque más bonito que he visto nunca, El Retiro; el estadio de mi equipo, el Santiago Bernabéu y la diosa de la Tierra que representa fortaleza, esfuerzo y superación, la Cibeles.


Al ser de Barcelona pero del Real Madrid, locura para muchos, desde pequeña siempre soñé con poder ver una final de mi equipo en el Bernabéu y poder celebrarlo allí, con todos los seguidores, los jugadores y nuestra diosa.


Y qué mejor año que este 2017, que podíamos hacer historia ganando dos Champions consecutivas y logrando la duodécima. Todo se ponía en contra, hasta el punto que un dia antes del partido sólo tenía dos entradas para la retransmisión en el Bernabeu, ni alojamiento ni cómo ir. Pero sí tenía mi maleta preparada, mis petardos, mi bufanda, mi camiseta, mi bandera y lo más importante, la ilusión de cumplir un sueño. A las once de la noche, a 21h del partido, conseguimos un apartamento y un billete de ida y vuelta, una larga historia.


Así que sábado por la mañana hicimos turismo por Madrid, el Retiro, la Puerta de Alcalá, banco de España, Metrópolis, Gran Vía, Sol, el Monasterio de las Descalzas… Ya se podía palpar en el ambiente los nervios y las ganas. No había rincón de Madrid sin personas con camisetas, balcones sin banderas o incluso rapados originales de la duodécima. Todo lo que siempre había visto en Barcelona con mi equipo rival, pero ahora con el mío, no fui capaz ni de dormir la siesta a pesar del cansancio de la misma emoción.


















Metro dirección Santiago Bernabeu. Sólo se puede describir con una palabra, locura. Llegamos al estadio dónde nos encontramos con amigos de Barcelona merengues, el ambiente ya era increíble a falta de una hora. Al poco rato buscamos nuestro fondo, el Sur y accedimos. Tenía toda la piel de gallina nada más entrar, la primera vez en mi estado, una final histórica y un sueño compartido, el de mi padre y el mío, que ahora sólo se quedaba en mío. Aunque no conseguimos cumplirlo juntos, sé que estabas allí, que notabas mis nervios, que me protegías y que me abrazabas en cada gol. El estadio se llenó completamente, ni un asiento vacío. Cánticos. Emoción. Nervios, muchos nervios.



















Empezó el partido atacando la Juventus, lo cual nos hizo prever que sería una final sufrida. Marca Cristiano Ronaldo, se cae el Bernabéu con abrazos, saltos y un grito de suuuuuuuuuu. Poco nos duró la felicidad, ya que minutos más tarde, espectacular gol de chilena de Mandzukic. Un Madrid superior pero empates al túnel de vestuarios. Primer asalto acabado. Nervios. Muchos nervios.

Segundo tiempo. Tras 15 minutos de superioridad marca Casemiro. Tres minutos después Cristiano. Abrazos, celebración y mucha fiesta, pero nadie se atrevía a cantar nada hasta el minuto 90, sentenciado por Asensio. Kiko Casilla con un 12 en el panel del cuarto árbitro, gritos de campeones en la capital y lágrimas que empezaron a caer de la emoción tras el pitido del árbitro. Como hubiera deseado abrazarte y celebrarlo contigo. Mezcla de mucha tristeza y felicidad al mismo tiempo. El Santiago Bernabéu era una fiesta más grande que una noche de locura en Ibiza. No os voy a contar cuando Sergio Ramos levantó la copa porque no tengo palabras para describirlo. Empezaron a estallar petardos, confeti, saltos al grito de campeones, campeones. La fiesta empezaba aquí.

Dirección Cibeles. Toda la masa de aficionados que salían del Bernabéu, los ultras y merengues que se unían a la celebración, dirección la diosa Cibeles. Al llegar allí, tambores, música, canticos y fiesta para toda una noche.


Al día siguiente recorrimos la parte que nos faltaba por ver de Madrid, el Palacio Real, el Templo de Debod, el centro comercial Príncipe Pío, Jardines de Atenas… pero ya en mi cabeza sólo había recuerdos, recuerdos inolvidables de un sueño como el de ayer.



















































































Pero no acabó aquí. Por la tarde Puerta del Sol con la salida de los jugadores dirección Cibeles. Fue realmente emocionante, a pesar de la larga espera.

Las 21.25h, salida de nuestro AVE y fin de un sueño. Pero con ganas de la decimotercera esta vez sí, partido en el Bernabéu.

Agradecer a mi acompañante, la persona que lucha por conseguir mis sueños como si fueran los suyos, que a pesar de ser culé, disfrutaste como un niño al verme disfrutar y me abrazaste como me hubiera abrazado él. Gracias por entender la importancia de esa ilusión. Sé que él te puso en mi camino para que me protejas, casi del mismo modo que haría él. Y gracias por sacarme del mundo cuando estoy triste, secarme las lágrimas y hacerme sonreír. ‘’Un mojito dos mojitos, mira que ojitos bonitos’’ y ‘’Hala Madrid y nada más’’. Mi mejor amigo, mi hermano y mi magia. Gracias.


’Todos nuestros sueños se pueden hacer realidad si tenemos el coraje de perseguirlos’’ Walt Disney.


 
 
 

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